Activistas de todo el mundo se enfrentan al legado colonial que condujo a la emergencia climática. Los movimientos sociales también cuestionan tres falsas soluciones que las corporaciones internacionales, las industrias extractivas, el sector financiero, los países desarrollados y las entidades financieras internacionales quieren imponer al mundo mientras siguen lucrando con los desastres: “cero emisiones netas”, “soluciones basadas en la naturaleza” y “geoingeniería”. Estas resultan en un reguero de violaciones de derechos humanos, deuda, criminalización de defensores ambientales y de derechos humanos, violaciones de los derechos de los pueblos indígenas, impactos negativos interseccionales sobre grupos marginados, desigualdad de género, así como la amenaza a la vida cotidiana de las comunidades locales y la salud del Planeta.